dos soles. modalidades de asalto
az | 13.08.2014
Camino por la Av. San Juan de Miraflores - Lima, son promedio las 8:30 de la noche. Intento ubicar una tienda de películas, para comprar una película de Robin Wiiliams, que acaba de morir a los 63 años. Creo es el mejor actor, humorista (hablo en presente porque un sus películas no pueden morir, entonces siempre estará allí). La Avenida es larga y oscura. la gente pasa a multitudes. Estoy por una vereda, y de pronto, alguien, casi de mi porte, como un bulto choca su rostro contra mi hombro, pasa y se detiene un metro más allá, haciendo gestos de dolor. Yo volteo, lo miro, es un tipo aparentemente ebrio, o malhechor, sus vestimentas, y todo su aspecto, lo demuestra, así que sigo mi camino, pero presiento algo. cruzo la pista, los autos estan por todo lado, camino de un lado a otro buscando un lugar apropiado, y llego frente a una tienda comercial que tiene al frente un guardian del local, y me paro. Doy media vuelta y observo si alguien me sigue, como suponía. Y si, de pronto tengo al individuo cruzando hacia mi, con cara macilenta y de malandrín, achorado, me dice, que le he rozado el rostro y que le duele, y que le de al menos para su pasaje. Tiene porte y es grueso, y me pregunto, ¿cómo un delincuente puede ser corpulento si debería estar medio flaco, porque se supone que roban por necesidad? Yo, escucho con atención sus palabras, tiene todo el aspecto de un delincuente ebrio y le sigo la corriente. Okey le digo. Saco unas monedas y se las entrego (dos soles). El mira su botín, me mira de soslayo como dudando de la rapidez de la respuesta y se va. Yo sigo parado allí y me pregunto, cómo ha podido seguirme si he cruzado la pista, dado una vuelta por aquí y por allá?, y estaba oscuro. Es simple, se dedican a eso. ¿Qué hacer ante estos casos? Creo que dos soles es muy poco para comprarse la seguridad. Luego pensé buscar un policía (no por el dinero sino por la seguridad), pero luego me olvidé. Cuento esto para no olvidar que tipo de robo existen. En resumen, yo no le había chocado el rostro, sino el propicio aquel roce, y luego con la excusa de dicho acto me pedía dinero. Es curioso que hasta para asaltarte tienen que inventar justificación. Supongo que si venía un policía hubieran podido (en su mente criminal) alegar que ellos eran los agredidos.