sorpresa
AZ | 25.03.2012
Es de noche, estoy en una reuniòn,
nunca voy, pues me aburro,
pero como no quiero tener el sindrome de insociabilidad, o
que me definan de aquella manera, pues no soy un
genio, ni nada por el estilo,
estoy allì, en la reuniònç
es un momento especial,
y celebran el exito de un amigo Dr.
el piensa que soy extraordinario, etc. etc.
y me causa un poco de pena aquello, porque yo no soy extraordinario,
creo que me ve como un hijo,
y bueno, es una buena persona,
ha ofrecido financiar mis proyectos,
etc. etc, pues esta tambièn buscando hacer empresa.
Ya muchos me miran con esa visiòn, como alguien que puede
hacer empresa,
pues me ven haciendo esto y aquello,
sin embargo, me falta tiempo, y lo mejor, o decisivo: un motivo.
pero bueno.
Estoy aqui,
en esta reuniòn,
de pronto, no se en que momento,
veo unos lindos ojos miràndome,
sigue la reuniòn,
y veo los mismos lindos ojos miràndome otra vez,
y asì, no sè en que momento,
pero de pronto, estuve conversando con esos lindos
ojos,
era una ex aluminta, muy respetuosa,
y creo que me miraba con curiosidad,
pues hace ya muchos, muchos años, que no nos vemos,
o al menos no recuerdo haberla visto,
y convesarmos, no me acuerdo de que,
es una gran persona, inteligente y amable,
pero cuento esto, porque
algo me impresionó,
de pronto en plena conversaciòn
alguien se acercò y le pidiò bailar,
ella muy educadita, como siempre ha sido
me dijo algo asì como que "si puede", no recuerdo las palabras exactas,
pero era en tono de "permiso", y yo ya no soy su profesor,
pero al parecer, la educadita ex alumna, me pedìa
por excesiva cortesìa, licencia para salir a bailar con
quien le estaba ofreciendo.
esto me impresionò, porque no se ni he visto, sera que no voy a fiestas, que hayan aùn personas asì, tan educaditas,
tan respetuosas de sus ex profesores,
y claro, yo le dije que si, que bailarara, que algo asì,
pero la verdad no tenìa que decirle nada,
pues ella, jovencita, es libre, y yo, no soy ya su profesor,
ni su papà, ni su tio,
pero me agradò la amabilidad con la que me tratò,
con demasiado respeto,
y realmente espero que le vaya muy bien,
pues, a pesar de que no soy su profesor,
ella me sigue tratando con esa consideraciòn.
y que gusto que sigan existiendo ese tipo de personitas,
tan amables, y consideradas, y me di cuenta
que su curiosidad en mirarme -o al menos eso crei-,
era saber de aquel locuaz, diferente, y extraño profesor,
que alguna vez le habìa enseñado filosofìa de derecho
y al que nunca habrìa visto en una reuniòn,
y al que nunca volvera a ver en una reuniòn.de aquellas.