AZ
ayer la vi | 20.12.2011
ayer volví a ver a una ex. Su cabello aún rubio castaño, largo y lacio, su rostro blanco, perfilado por el maquillaje, su figura flácidamente delineada. ¿Qué habrá sido de su belleza? qué habrá sido de sus lineas de sirena, de sus ojos fuertes, de sus labios rojos y cabello alborozado? que habrá sido de su enorme orgullo? de sus aires de diva, de su manera de caminar garvoso, elegante, y frágil? Es triste, pero ya no le queda nada de aquello. ¿acaso mis ojos ven con odio, resentimiento, o agonía? que más quisiera, pero no. Su figura ha decaido tremendamente, que sólo me quedó sentir pena; y seguramente algún día, yo también estaré así de flaco, arrugado, viejo, acabado, y mejor me meto al gimnasio hoy mismo, y olvido el triste recuerdo de una ex a la cual he visto marchita, despúes de haber sido una diva. Creo que la vida le ha devuelto sus propios golpes. Espero este bien. Y sucedió lo que siempre pasa en mi caso. Al pasar por mi lado, se deshizo en incomodidades, perturbada voltió la mirada, se sabía marchita, y yo hubiera querido decirle que no se sienta mal, que la vida es así, que no me debe (solo un cofrecito de madera que talle y que ella se quedó) nada, que no tiene que estar triste, que no la odio, ni la odiaré nunca, porque no siento ya nada mas que tristeza al verla así, sufriendo.