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SER TU PROPIO JEFE | 20.04.2018
Ser o no ser tu propio jefe:
El término: “ser tu propio jefe” se ha sobrevalorado y confundido, porque en realidad nadie quiere entrar en la categoría de ser su propio jefe, puesto que si se elige dirigir su propia vida, no es para tener jefes (autojefe), sino para poder decidir el destino de nuestras conductas, sin categorías superiores a las que pedir “autorización”, o de las que depender. Lo que se persigue es que la libertad se desarrolle, en su integridad o conciencia individual, ir en búsqueda de la felicidad a través del desarrollo personal.
Lo que se pretende con la frase “ser su propio jefe” se ha sobrevalorado y confundido, porque nadie quiere ser su propio jefe como que quiere hacer que su libertad se desarrolle, y la libertad se manifiesta en hacer aquello que llene su integridad y o su conciencia individual, su idea de felicidad, o de desarrollo personal. Antes, al estar al mando de un jefe, su “libertad” para hacer lo que él realmente desea hacer es considerado anulado; pero luego qué pasa cuando el sujeto no sabe qué es lo que quiere hacer, qué es ser su propio jefe. La utilidad económica no resuelve el asunto, sino la condición metaexistencial del individuo, que estará mejor haciendo algo que le produzca satisfacción antes que económica, personal. Sólo que cuando se encuentra “solo”, ante una realidad de ser su propio jefe, necesita de empleados, es decir, de aquellos que también estén en esa condición anterior a la que él estuvo, de hacer “momentáneamente”, lo que dice el jefe, para ir construyendo las posibilidades de su propio desarrollo. Esto no es satisfactorio, porque la empresa no es para ser su propio jefe, sino para ser libre, que es distinto, no para ser “jefe de otros”, sino para ser libre de hacer lo que nos desarrolla a nuestro entender nuestra personalidad y felicidad.