EL DERECHO EN LA MENTE DE ROUSSEAU
EL DERECHO EN LA MENTE DE ROUSSEAU
Por: Alex R. Zambrano Torres
Rousseau o “El Derecho como expresión de la voluntad general” (Friedrich)
Rousseau[1] fue un escritor, filósofo tardío, parece que empezó a escribir recién a los 32 años. Su influencia fue tan marcada que incluso Robespierre tenía bajo su almohada el libro "El Emilio"[2]. Dicen sus "Confesiones"[3] que trabajaba en una Notaría, del cual lo botaron. Le gustaban las matemáticas, caminar, componer operetas -aduciéndose compositor y maestro de música-, etc.
Pero uno de sus mayores aportes al pensamiento moderno fue su libro El Contrato Social[4], donde afirmaba que el mejor sistema de gobierno sólo podía provenir de un "contrato social", a través del cual las gentes cederían parte de su libertad para que el Estado los gobierne, pero el Estado les devolvería su libertad y sus derechos a través de normas que los ciudadanos hubieran otorgado el poder de dar.
El planteamiento fundamental de Rousseau es el siguiente: "El hombre nace bueno, pero la sociedad lo corrompe". El problema así planteado, proponía un imperativo primario: ¿Qué debería hacerse para mantener al hombre en ese estado? Rousseau respondía: Educarlo. Desarrollar el estado natural del hombre. Empezando por enseñarle al hombre la vida, la naturaleza y luego mas tarde a los 15 años promedio se le podría introducir en los libros; primero era necesario hacerles conocer la vida para luego hablarles de ello, "La idea de Rousseau era poner al niño en contacto directo con la vida, con la naturaleza, antes de llevarlo a concebir ideas acerca de la vida y de la naturaleza"
Propone que los hombres sean lo que puedan ser y no lo que la sociedad les impone ser. El hombre se desarrollará mejor si sigue sus instintos naturales y podrá ser feliz "Cada cual, según Rousseau, debe llegar a ser lo que puede ser. Para tal fin, los padres y maestros no deben manipularlos, sino ayudarlos a crecer."[5].
Rousseau piensa que el hombre ha nacido libre, pero en su condición natural, es decir de hombre sin normas y reglas, no podría conducirse y supervivir, puesto que en el orden natural el más fuerte sería el triunfador. Explicando la teoría de Rousseau, Clude Du Pasquier escribe:
“El hombre ha nacido libre, pero el estado de naturaleza no podría ser mantenido, pues ello sería el triunfo del más fuerte. Para su protección mutua los hombres están obligados a asociarse. Pero ¿cómo? El problema consiste en “hallar una forma de asociación que defienda y proteja con toda la fuerza común la persona y los bienes de cada asociado y por la cual, cada uno, uniéndose a todos, no obedezca, sin embargo, más que a sí mismo y quede tan libre como antes”.”[6]
Esta forma es a través del Contrato Social, que permitirá a los hombres depender de sí mismo, pero a la vez otorgar poder a un Estado soberano que se encargue de proteger los derechos de los ciudadanos. El Estado formado tendrá como fin el bien común. Hay que cumplir, además, con la voluntad general, que será el sustento de la formación y conservación del Estado. El Derecho positivo está dirigido a realizar automáticamente la utilidad pública. El Estado tiene poder absoluto sobre el individuo, pero el individuo sólo ha cedido la parte de su derecho que interesa a la comunidad, que es en beneficio del bien común.
Rousseau explica que el hombre en un principio, en el estado de naturaleza, vivía libre y era bueno, pero con la civilización se corrompe dicho estado natural. Al imponerse los hombres fuertes sobre los débiles y cercar sus tierras, expresando su posesión, se dio inicio a la propiedad y a la infelicidad. Es el inicio de la desigualdad. Para remediar estos males, era preciso retornar al estado de naturaleza, como ya lo dijimos, pero como no es posible, establece un medio que garantice la seguridad de todos, este es el Contrato Social, como ya también lo dijimos. Este sin embargo fue una afirmación de la necesidad racional de ordenar jurídicamente a los hombres. Es esta la razón de ser del Estado. La ley, es por su parte, la expresión de la voluntad general, no un mandato arbitrario. Y los mandatos arbitrarios no son legítimos, puesto que no se fundamentan en la voluntad general, que se expresa a través de la ley. La importancia y relevancia de la ley, se desprende de la teoría de que el sometimiento de los hombres a las leyes, hace a los hombres libres, por ser estas leyes sólo manifestaciones de la voluntad general.[7]
Por otro lado, pero sobre el mismo tema, Rousseau sostiene la teoría de que el progreso ha desviado al hombre de sus primarios instintos naturales (de ser un hombre bueno por naturaleza), así:
“En 1750 publica el Discurso sobre las ciencias y las artes, premiado por la Academia de Dijón. Sostiene en él que el progreso no ha mejorado a los hombres (tesis contraria a la del enciclopedismo); por el contrario, ha corrompido las costumbres, estimulando el egoísmo y la injusticia social.”[8]
Para Rousseau el Derecho es el centro de la vida social, y piensa que una sociedad sin leyes no es, en último análisis, una verdadera comunidad.[9]
[1] Jean Jacques Rousseau nació en Ginebra en 1712. Hijo de un relojero protestante. Planteó la teoría de que los hombres hacen un contrato tácito.
[2] El Emilio, es el libro donde Rousseau toca el tema de la Educación., publicada en 1762. Aquí complemente las ideas acerca del estado natural de la humanidad y señala el camino para volver a ella. Una de las ideas claves es el método que tiene entre sus ideas claves la vuelta a la naturaleza del hombre. En "El Emilio" escribió su pensamiento sobre la educación, y es por esto que se le considera como padre de la pedagogía; sin embargo -valga la paradoja- se sabe que abandonó a sus hijos en un Auspicio.
[3] Cuentan que una vez le metieron en un cuarto, al cabo de unos instantes apareció una hermosa joven, muy, muy bella desnuda, que tenía un sólo defecto, casi imperceptible al deslumbramiento de su belleza, le faltaba un pezoncito. Rouseau al verla desnuda, tan linda, tan bella, se puso a llorar. No era que no le gustaban las mujeres, sino que le gustaban demasiado y su alma noble y sensible le venció en llanto.
[4] El Contrato Social, publicada en 1762, es una obra considerada capital en la evolución histórica del derecho político, basada no sólo en la teoría que expresaba, sino en la influencia que ejerció en la época previa a la Revolución Francesa. El hombre en su estado de naturaleza hace un contrato tácito que da origen a la sociedad y el Estado. Hay acuerdo de voluntades, y el infividuo se somete por libre consentimiento a las leyes emanadas de la voluntad general. Conceptos que serían los de la democracia y el sufragio universal. Sin embargo fue incomprendido y sus obras quemadas -en vida del filósofo- en plena plaza de Ginebra, ciudad a la que él nominaba como modelo. Al final de sus días terminó volviéndose paranoico, huyendo el resto de su vida.