EL DERECHO EN LA MENTE DE HUME
EL DERECHO EN LA MENTE DE HUME
Por: Alex R. Zambrano Torres
Hume[1] está considerado dentro de la corriente Empirista, junto con Berkeley y otros. Es quien más influye en un pensador clave para el pensamiento jurídico Enmanuel Kant.[2].
Hume, que vivió en el tiempo de la Ilustración. no cree en la validez de la causalidad. Explicando esto, Villoro escribe: “De igual manera nos equivocamos si atribuimos al orden de las cosas la idea de la causalidad: entre las cosas no hay más relaciones que las de contigüedad y sucesión, y lo que llamamos “causa” no es más que “un objeto, seguido de otro, de tal suerte que los objetos similares al primero van seguidos por los objetos similares al segundo”;... “todos nuestros razonamientos relativos a las causas y a los efectos se derivan del hábito” La costumbre cuelga la ilusión de necesidad a lo que no son más que meras sucesiones de acontecimientos.”[3].
Agrega a sus dudas, este pensador, la de la existencia de la Libertad. No cree en ella. Para él no existe libertad, y, otra vez -según Villoro- explica, “No existe la libertad, porque, para poder escoger entre dos o más altenativas, sería necesario que existiera alguien, una mente, que escogiera, y ya hemos visto que la mente no es más que una sucesión de estados mentales; lo que llamamos “libertad” no es más que “un poder de actuar o no actuar de acuerdo con las determinaciones de la voluntad”, poder que consiste, no en decidir internamente (pues no hay quién decida), sino en no estar obstaculizado externamente como lo están los prisioneros en cadenas.”[4]
Hume cree que todo eso, la libertad y la cuasalidad, sólo son ficciones creadas por la mente humana para ordenar el mundo. Ficciones que se asocian al hábito y a la rutina.[5].
Hume considera necesario ordenar los conceptos y pensamientos que fueron confusos y que habían quedado viejos, obsoletos. ¿cuál es su propósito? Llegar a las percepciones inmediatas de la vida, las reglas de conducta deben salir de la praxis, de la vida cotidiana, no contrarias a ellas.
A este agnóstico pensador el orden de las ideas y pensamientos es lo que le preocupa. Se revela contra el pensamiento racionalista que supone a la razón como la que se encarga de distinguir entre el bien y el mal. El dice que no es así, que la razón no decide qué es bueno o malo, sino son los sentimientos. No somos solo razón, además sentimos, es el motor que nos hace ayudar a los demás y concederles una nueva oportunidad.
En este sentido, el Derecho no podría ser solo positivo, sino visto dentro de una perspectiva diferente, más abierta y real.
[1] Escribe de Hume Julían Marías, y dice que “Nació en Escocia ... Estudio derecho y filosofía; residió varios años, en diferentes ocasiones, en Francia, y tuvo una gran influencia sobre los medios enciclopedistas y de la Ilustración... Su obra más importante es el Treatise of human nature (Tratado de la naturaleza humana).”/ Marías, Julían, Historia de la filosofía, Ediciones Revista de Occidente, pp. 249.
[2] "Somos los herederos de Hume. Y también los de Nietzsche,... Se nos mezclan tradiciones del pasado que no se resignan a retirarse de escena, con percepciones del presente. Queremos ser nosotros mismos, aunque de acuerdo con el empirismo, con Hume, tal "uno mismo" es una ilusión, una ficción. Luchamos por ser ese yo único y absoluto y no logramos serlo, porque somos todos los seres que estamos siendo, que estamos estando. Y cuando descubrimos que estamos creados así, de pequeños mosaicos que no encajan bien los unos con los otros en un diseño total, sufrimos" / Barylko, Jaime. La Filosofía, Una invitación a pensar. Argentina. Planeta. 4ta. Edición, 1997. p. 151.
[5] "Volviendo a Hume, la realidad es todo lo que es, pero ese todo lo que es, y que está ahí, no tiene principio, ni orden, ni fin, ni conexión alguna. Desde la perspectiva de Foucault, podemos percibir cuan grande fue la revolución de Hume al atacar las ficciones que la mente construye sobre la realidad para tenerla ordenada y coordinada, es decir dominada."/ Barylko, Jaime. La Filosofía, Una invitación a pensar. Argentina. Planeta. 4ta. Edición, 1997. p. 149.