EL DERECHO EN LA MENTE DE PASCAL
EL DERECHO EN LA MENTE DE PASCAL
Por: Alex R. Zambrano Torres
Pascal o “El Derecho como razón y sentimientos”.
Filósofo y genial matemático, de extraña precocidad, místico y polemista, espíritu profundo y apasionadamente religioso[1], entiende que la base de todo no es la razón cartesiana. No somos sólo pensamiento, no es cierto absolutamente que "pienso, luego existo", sino que pienso, sí, pero no es la acción condicionante del existir. Además no todo pasa por la razón, por el pensamiento. No somos sólo razón, pensamiento. Somos muchas cosas más, como por ejemplo, sentimiento, emoción, furia, deseo, frustración, etc.
De muy frágil salud, Blaise Pascal, advierte que la vida, la realidad de la vida humana, no pasa solamente por la razón -como ya lo dijimos-, ni por ese yo puro, cartesiano, que es un ente pensante.[2]. Porque el hombre es mucho más que razonamiento. Este es un grito de independencia, que parece decir que no somos algo únicamente racional. "No, no soy algo que piensa. A veces, es cierto, pienso. Pero normalmente me apasiono, amo, odio, busco, caigo, sueño, anhelo. Y el otro también. Y vivo con el otro. Ese es mi problema. Estar con el otro es mi mayor deseo, y también mi mayor dificultad."
Pascal rompe con el molde del racionalismo, del pensamiento, de lo estrictamente lógico. El expone que todos tenemos otras características. El ser humano piensa, siente, une, vincula. El yo no puede imponerse como una especie de cárcel que explica todo mediante la razón. El yo impera en nuestro conocer y actuar, el yo "es injusto en sí, por hacerse centro de todo; es incómodo para los demás, porque quiere someternos, porque cada "yo" es enemigo y quisiera ser el tirano de todos los demás.
"Cada uno es un todo para sí mismo, porque muerto él, todo ha muerto para sí; de tal modo que cada uno cree ser todo para todos"[3], es decir que el "centro" es uno mismo, el hombre, el yo, que quiere ser centro de todos, para cada uno de nosotros, o para nosotros, el centro no son los demás, somos nosotros mismos, cada uno.
La sociedad -para Pascal- no puede ser guiada sólo por la razón. Aunque, las normas sean concebidas según ellas. Estamos atrapados por ella, pero no somos sólo razón. "Pascal sabía que estamos atrapados por la razón, pero también sabía que sólo la fe puede hacernos felices"[4].
No es solo cuestión de explicar las cosas y sus fundamentos, es necesario además encontrar el sentido. "La razón es solución, pero no es salvación. La solución entiende, analiza, explica. La salvación da sentido a la existencia. (...) sugirió Pascal"[5].
Pascal, hijo de un funcionario rico y culto, demostró precozmente su talento matemático y su curiosidad intelectual. Publicó algunos estudios, y junto con una célebre discusión con Descartes, le confirieron un prestigioso lugar dentro del mundo científico.
Ya en 1654 una especie de iluminación, revelación, éxtasis religiosa cambió su modos vivendi, el curso de su vida, y se retiró al convento Port-Royal, desde allí se convierte en un pensador religioso.
Pascal quiere fundamentar una religión en la que la fe y la razón tuvieran una coexistencia equilibrada. Cree, como ya lo advertimos anteriormente en que no se debe dejar de lado ninguna de ellas, y no se las debe colocar en situaciones antagónicas. Por lo cual propone una religión donde la fe sea un acto voluntario y no racional. Y “Con una sorprendente modernidad preexistencialista, la angustia metafísica y el sentimiento del absurdo son clasificados como puntos de partida de lo humano.”[6]
La razón es un problema que aborda esencialmente, cree en la posibilidad de su coexistencia con el corazón, para la obtención del conocimiento de la verdad.
“Respecto al problema de su actitud ante la razón, hay que subrayar que Pascal distingue entre lo que llama raison -que suele entender como raciocinio o silogismo- y lo que llama coeur, corazón. “El corazón -dice- tiene razones que la razón no conoce.” Y añade: “Conocemos la verdad no solo por la razón, sino también por el corazón; de este último modo conocemos los primeros principios, y en vano el razonamiento, que no participa de ellos, intenta combatirlos...El conocimiento de los primeros principios es tan firme como ninguno de los que nos dan nuestros razonamientos. Y en estos conocimientos del corazón y del instinto es donde la razón tiene que apoyarse y fundar todo su discurso.” No se trata, pues, de nada sentimental, sino que el coeur [el corazón] es para Pascal una facultad para el conocimiento de las verdades principales, fundamento del raciocinio.”[7]
Hay en este pensador una evidente actitud no excluyente, y clarificadora de los errores del método de conocimiento de la verdad. Pacal “resume su actitud filosófica entera en una frase que esclarece su verdadera significación. “Dos excesos: excluir la razón, no admitir más que la razón”.”[8]. Además, este filósofo es uno de los más grandes psicólogos y moralistas franceses. Por otro lado, constituye una especie de culminación del Renacimiento.
Escribe Claude Du Pasquier que Pascal le hizo duras críticas al Derecho Natural[9], en los siglos XVII y XVIII, época del reinado soberano de este Derecho. Además sus observaciones sarcásticas y extravagantes sobre el Derecho han provocado ciertos resquesores en el pensamiento predominantes de la época. Por ejemplo, opone al discurso del Derecho natural de la existencia de leyes universales y conocidas en todo el país, lo cual él no concibe, diciendo que hay, al contrario de lo expresado por el Derecho Natural, diversidad e inestabilidad de leyes humanas. No desestima la existencia de leyes naturales, pero advierte que la razón corrompida lo ha corrompido todo. Y los hombres, incapaces de tener opiniones iguales no pueden ponerse de acuerdo referente a la justicia “Así lo más prudente es remitirse al derecho establecido: “La costumbre hace toda la equidad por la sencilla razón que es aceptada”.”[10]
Pascal es un convencido de que es necesario explicitar las relaciones entre fuerza y justicia, pues de allí derivará la existencia y vigencia de una u otra. Du Pasquier citándolo escribe al respecto: “La justicia está sujeta a discusión; la fuerza es fácilmente reconocible y sin discusión. Así no ha podido darse la fuerza a la justicia porque la fuerza ha contradicho la justicia y ha dicho que era injusta y ha dicho que era ella quien era justa. Y así no pudiendo hacer que lo que es justo fuese fuerte, se ha hecho que lo que es fuerte fuese justo...”.”[11]
La determinación que hace Pascal de la fuerza como verdadero fundamento de la justicia, cómo creadora, por imposición de la fuerza expresa un escepticismo respeto de la justicia como tal. El planteamiento de Pascal, al final, es que la fuerza es la que crea, inventa, determina, lo que realmente se contextualizará como justo.