MIS CONFESIONES (La impertinencia de ser Docente Universitario)

MIS CONFESIONES (La impertinencia de ser Docente Universitario)

Esta parte, debo confesarlo, es porque talvez algún docente joven, o mayor, ingrese a las aulas univesitarias como docente, y se encuentre con un sinfín de complejos, de azares, de ires y venires, en la actividad docente.

Quiero anotar, sin embargo, que no escribo estas líneas para maltratar, ni vengarme de nadie, ni de los profesores, ni de los decanos, ni de los alumnos, o administrativos. No escribo para incomodar a nadie. Solo lo hago como una experimentación lúdica, divertida, que puede servir, o no servir, a quien se encuentre en parecida o sutil situación. Escribo para dar mi versión de los hechos; y por ser mi versión, es un acto no de defensa, sino de descaro, de dejadez, de falta de compromiso con aquello que se supone se debe ser: un docente decente, ordenado y responsable.

MI PRIMERA EXPERIENCIA:

No puedo recordar aún nada...... mañana talvez.....

LA MALICIA DE LOS ALUMNOS (...)

LA MALICIA DE LOS PROFESORES (...)

LA MALICIA DE LOS ADMINISTRATIVOS (...)

MI MALICIA (...)

TIPOS DE PROFESOR

Por: Alex Zambrano Torres

“Me confieso antipedagógico, no se enseñar; no tengo paciencia ni sentido o vocación docente, pero sé algo: no me gusta ser profesor, no quiero ser el responsable de la maldad o bondad de la gente, no quiero formar o deformar los cerebros humanos. Sólo quiero exponer mis ideas, y que alguien las tome o las abandone a su suerte. Quiero ser un libre pensador.” Hanks Bandini.

Kerschensteiner menciona cuatro tipo de docentes, entre los que están a)el educador angustiado, educador indolente, educador ponderado, y el elegido educador nato. Este último es el que Kerschensteiner describe como el más óptimo, al menos es al que le inserta las mejores propiedades. ¿Cuales son estas propiedades, estos componentes, que hacen del educador nato el mejor modelo, el mejor tipo? Kerschensteiner dice que es aquel “que tiene sentido pedagógico, es práctico y de mucha fuerza de voluntad. Acostumbra a ser claro y preciso en sus apreciaciones y revela comprensión por los demás. Su más ardiente deseo es ayudar a sus alumnos para que desenvuelvan su espiritualidad.”

Y como siempre el asunto no es tan claro como se intenta presentar, porque habría de saber primero que es tener “sentido pedagógico”. Sentido es unidad, relación, “conciencia del fin, del objetivo”; y si esto es así, esa conciencia del objetivo es saber luego que es pedagogía. Esta ha sido definida como “ciencia y arte de la educación”, de la enseñanza. El sentido pedagógico sería así tener conciencia del fin y objetivo de la educación. Es la dirección que busca la educación. ¿Cuál es ese sentido pedagógico entonces? ¿Será enseñar conocimientos, transmisión de datos? No se aclara en este concepto nada de eso, sólo existe un poco claro y ambiguo “sentido pedagógico”. Suponemos que tiene que ver con el hecho de darle énfasis al carácter pedagógico, en el entendido común. Pedagogía es, en este entendido, capacidad de enseñanza, pero ¿qué tipo de enseñanza?, ¿qué se enseña? Recordemos que estamos en una parte del mundo occidental, por lo tanto nuestras líneas de perfección parten de Grecia. Grecia tiene por paradigma el conocimiento, de allí viene todo el entusiasmo por el cientificismo, por eso la definición de la pedagogía como “ciencia”, que indica método, programa, estructura, predictibilidad, objetivismo, etc. No podemos olvidar que en la definición de pedagogía está también el elemento “arte” que es la parte imprevista, la imaginación, los sentidos no objetivos, sino subjetivos. Estos dos medios, instrumentos, “ciencia y arte", dispuestos para la educación. Sin embargo aún no se aclara qué se enseña. O conocimientos, datos, o sentimientos, carácter. Los conocimientos nos lo pueden transmitir también un libro, o el Internet.

Veamos ahora a Caselman. Este autor hace dos clasificaciones, con nombres un poco técnicos, un poco difíciles, con más sonido a términos de arqueología que de educación. Profesores logotropo, y profesores paidotropo. 

El profesor logotropo tiene en su equipaje valores, motivación, inclinación a la filosofía, es decir a la reflexión, o a la ciencia, es decir método, pero la característica es instruir. Y aquí otra vez el problema ¿qué es instruir? Dicen que sólo es dar conocimientos. Cuestión de significandos.

Por su lado el profesor paidotropo, va más allá no sólo instruye, sino forma a sus discípulos. Dicen que la clave de la educación, hoy, está en formar al alumno, pero ¿cómo formarlo? Tampoco eso se aclara. Además, se habla de formar a los discípulos. Una aclaración, un docente no tiene discípulos, sino alumnos, que son momentáneos, y a los que no hay que tratar como discípulos, sino como alumnos; quien quiere discípulos quiere hombres que sigan las instrucciones del profesor, del líder. El discípulo es un seguidor, un hombre que depende, y los docentes deben hacer a los alumnos independientes.

Por su parte Adelaide Lisboa de Oliveira hace una descripción más de las defectos de los docentes, y como siempre hay más tipos negativos que positivos en la clasificación de docentes. A uno de ellos le da el nombre de “Brillante”, que no es más que el que se preocupa por los efectos de la enseñanza, en sus alumnos, más que el progreso. Y allí queda todo, sin más explicación. Condorito diría ¡exijo una explicación! Al óptimo lo denomina “El sugestivo”, al cual describe dentro de los elementos del amor, el desprendimiento, productivo, la estética, y la acción, la buena acción.

Doring entre sus clasificaciones, describe un tipo que a mi más me atrae, es el tipo esteta, aunque otros hubieran elegido el tipo social.

Luego dentro de los tipos: Instructor, erudito, investigador, educador. Se manifiesta que el óptimo es el educador, porque logra combinar todas estas variantes.

CARACTERÍSTICAS DE UN PROFESOR

¿Cuales son las características que debe tener un profesor? A mi modesto parecer son muchos, pero sintentizándolos en unos pocos, podemos decir:

PERSONALIDAD: Un Docente debe demostrar personalidad, esta no es ser serio, ni siquiera significa ser formal. La personalidad implica que el hombre, el docente, se tome como persona, se sienta persona, tenga aquello que se denomina autonomía, que en derecho no es otra cosa que el poder para gobernar nuestros propios intereses privados. Eso es personalidad, capacidad de autogobernarnos, capacidad de decidir por nosotros mismos. No se trata entonces, de un proceso cognoscitivo, no es medido por la cantidad de conocimientos que un individuo tiene, sino por su aptitud y actitud ante la vida. Es algo instintivo más que racional. Algo que está interiorizado. Una afirmación del ser.

SENTIDO ÉTICO: Un docente debe tener sentido ético. Eso no significa, otra vez, un farfullar anticuado y falaz sermón. La ética no es un asunto teórico, es más bien una conducta, conducta reflexiva, capacidad para discernir entre lo que nos conviene y lo que no nos conviene, entre ser un hombre, o mujer, dionisiaco, o decadente (aquel que elige los medios que le perjudican). La ética es una reflexión sobre la validez, o utilidad, de nuestras conductas, es, en el entendido de Spinoza, “Salud física y mental”. Eso indica que un docente con sentido ético, lo que desea es tener salud física y mental; y transmitir esta enseñanza, que el alumno pueda llegar a esta salud física y mental.

NO EDUCADOR: Educar, dice Osho, es ya una imposición, una determinación. Educar es imponer límites. ¿Qué hacen los profesores?, educan. Y su palabra se convierte en ley; enseñan que las cosas son tal y como ellos lo dicen. Rousseau hablaba de educar también en su libro Emilio, dejaba al niño en la naturaleza, pero su teoría no estaba concordante con la práctica. El docente debe tener cuidado de que lo que enseña no se convierta en dogma. Hoy, incluso los conocimientos científicos son difíciles de determinar. Según el científico Fernando Cabieses, los conocimientos científicos quedan caducos cada seis años aproximadamente. Pues bien. El docente debe tener en cuenta eso. No puede enseñar verdades, sino variables, ejes centrales, estructuras temporales.

QUE ENSEÑE MÉTODO, APRENDER A APRENDER: En realidad el docente no debe enseñar datos, conocimientos, sino método, el alumno debe lograr encontrar por su propia cuenta las respuestas a sus preguntas. El asunto debe ser solucionado por el alumno. El docente no puede más que guiar, desarrollar el potencial del alumno, darle ciertos esquemas de aprendizaje, pero no puede pensar por el, no debe intentar pensar por el alumno, no debe intentar imponer su verdad. La mayor de las veces el docente quiere demostrar que lo sabe todo, que él es el mejor. Eso no es más que vanidad. Ego. Un ego que puede anular la potencialidad del alumno, las aptitudes de los alumnos. Eso debe evitar el docente. No debe su ego intervenir en la educación.

NO ESPERAR TENER DISCÍPULOS EN LOS ALUMNOS: Otro de los problemas que tiene el docente es que siempre quiere seguidores, siempre quiere discípulos. Aquí se trata también de ego. No se dan cuenta que generar discípulos es el peor de los defectos. No se puede enseñar a ser discípulo, si no a ser uno mismo. Hacer de los alumnos discípulos es sólo ponerles cadenas, someterlos, subordinarlos.

ANTIESCOLÁSTICO: La escolástica sigue siendo un problema fundamental del docente. Sigue creyendo que él debe dictar clases, y los alumnos sólo escuchar. La verdad es que a pesar de haber oído de otros métodos de enseñanza aprendizaje, no sabe cómo usar esos otros métodos. Y si le dicen que cree talleres, termina siempre en el mismo problema: imponiendo conocimientos, enseñando conocimientos, y nada más. La memoria es más premiada que la intuición. No se enseña al alumno a tener olfato, sino a tener memoria.

LÚDICO: Un docente debe hacer de la clase un show. Eso mismo decía Mario Bunge. Hacer del aprendizaje un juego.

VOLVERSE UN AMANTE: La clave del éxito es convertirse en un amante de lo que uno hace. O mejor ser un amante. El resto viene solo. Lo primero que hay que hacer es entonces amar, y listo. Carnelutti da una muestra de que es el amor el que puede ser un instrumento pedagógico, es más puede reemplazar al Derecho.

Carnelutti, convencido de las fuerza de ciertos fenómenos extrajurídicos cree haber resuelto el problema de la convivencia y el bien común y la justicia, sin el Derecho -solución teórica, por supuesto. El amor es esta solución. Expone un ejemplo: “¿Por qué el padre y el hijo cristianos, para regular sus relaciones, aun las más importantes relaciones, no necesitan derecho? Porque, sencillamente, el padre ama al hijo y el hijo ama al padre. Ahora bien, la sabiduría del pueblo traduce amar por querer bien, es decir, querer el bien del amado, lo que no se explica de oro modo que reconociendo que el bien del amado es el bien del amante y recíprocamente. Así el bien del uno y del otro es el bien de la misma persona.” Piensa Carnelutti que si el hombre amara no necesitaría del Derecho. Y el Derecho es una fuerza que une dos puntos, los puntos son los hombres, y esta fuerza que las liga, que los une, o vincula es el Derecho. El hombre no necesitará de los jueces si hay amor -dice, mientras tanto deben ser obligados. No se trata, aclarando, de un planteamiento cursilón y huachafo del amor. No se trata del amor que debilita los espíritus mediocres. No se trata de ese amor que vuelve estúpido a los seres humanos. Se trata, en rigor , de la dunamis, la fuerza voluntaria de hacer las cosas por los demás por amor a si mismo. El amor, describe Carnelutti, encierra en sí una condición vinculante, una fuerza que une; pero a diferencia del Derecho, no une, vincula, en referencia a una sanción externa (pena, multa, etc) sino por una condición interna (narcisismo). El sufrimiento del amado daña al amante. La clave está aquí en el término sufrimiento. No en el daño del otro, sino en el daño de uno al ser dañado el otro. Concepción que nos apetece asociar con el término individualismo. En el sentido más digno: capacidad de autogobernarnos, de ver el mundo desde uno. Un acto de libertad que “no es el poder sobre los demás, sino sobre sí mismo: no dominium alterius sino dominium sui”. Tal vez se trata de una descripción de cierta condición humana, su condición económica, lo que el llamaría “homo oeconomicus que no quiere cuidar nada fuera de sus intereses.” Se trata de e economía, al que Carnelutti opone su contrario: “homo moralis que no puede separar el propio del bien de los demás.”. se trata de la moral.

Es el amor el que nos motivaría. El amor y nada más que el amor. ¿No es el primer requisito del éxito amar lo que uno hace? ¿Acaso no te sale bien aquello que haces con amor?

SER ASCETA. NECESIDAD DE LA VIRTUD. ENSEÑAR A PENSAR: ¿Puede creerse que las primeras universidades del mundo occidental (Bolonia, etc.) fueron creadas justo para enseñar Derecho? ¿Por qué Derecho y no otra disciplina? Esa es una buena pregunta. Pues bien, en Bolonia el fin de enseñar Derecho era nada menos y nada más que para enseñar a “pensar”, enseñar a “aprender a pensar bien”, “formar hombres cultos”, “formar hombres saludables mental y físicamente”, “el Derecho era la expresión y el método del saber”. En Bolonia los estudiantes estudiaban Derecho para aprender a ser mejores personas, mejores hombres, hombres virtuosos (no para llevar procesos o convertirse en abogados litigantes). Desde esa perspectiva, se puede decir que no hay nada tan equívoco como pensar que el Derecho sólo son normas, códigos, leyes, edificios, etc. El Derecho es ante todo vida, ejercicio, relación entre personas, el derecho, como la cultura, puede lograr “conmover las almas, mover las piedras, cambiar las bestias en hombres”; puede volvernos ascetas, en el sentido Nietzscheano: “el asceta hace de la virtud una necesidad”. Eso era Bolonia, un lugar donde se educaba al hombre para ser virtuoso. Eso debe ser un docente, un asceta, alguien necesitado de la virtud, y por lo tanto que enseñe virtudes.

POSDATA: Claro que todo esto es sólo pensamiento, porque hacerlo es ya mucho trabajo.