permisos
AZ | 05.12.2011
Una banda se acerca a nosotros. El sol acompaña su recorrido. Mas tarde nos indican por un micrófono que debemos acercarnos al estrado y lo hacemos. Todo empieza, y el maestro de ceremonias anuncia la presencia de los que alli estamos. Y luego, tan inesperadamente para mi, se acerca caminando marcialmente, y con tono también marcial dice unas cuantas palabras casi gritando, y me pide permiso para proceder al protocolo y luego me invita a izar la bandera nacional, el pabellón. Acepto, y me dirijo hacia la bandera, cojo las cuerdas, y al sonido de los tambores izo la bandera. Mientras sucede todo esto, recuerdo que existen otras personas que se entusiasman con este tipo de actos más que yo. Y sin embargo, mientras la bandera se eleva y eleva, y yo, sin pensarlo, ni pedirlo, estoy allí,recuerdo. Y luego, ya en la noche, vuelvo a pensar en aquello, y en mi mente se elevan muchas preguntas, y sé que existe algo así como el destino que me lleva siempre hacia este tipo de actos, que me pone en el estrado sin yo pedirlo siquiera; siempre ha sido así, como si estuviera destinado para algo, que aún no me atrevo a revelar: mi propio destino. Y lo extraño - ya no tanto- es que a pesar de todo lo bueno que me ocurre, siempre estoy ............inmensamente infelizzzzzzzzzzzzz.