..............decidido
AZ | 03.12.2011
Mientras caminaba, pausadamente, y acompañado de las luces y la música, fui interrumpido, abordado, por un conocido, que, entusiasta me saludó y comenzó a felicitarme por el discurso que había dado en la mañana. Era ya de noche, y yo pensé: ¿cómo se acordaba aún de aquello? Pero el extraño y amable personaje insistía en felicitarme, aludiendo que había sido un discurso extraordinario, que me había pasado, etc, etc., y me volvía a dar la mano, y decía que me iba a llamar, etc., etc., y seguia así entusiasmado, como si estuviera hablando con alguien importante; y yo no salia del asombro, aunque no es la primera vez que me pasa esto, si ha pasado mucho tiempo, más de tres meses aproximadamente, de que yo no daba un discurso. ¿cómo comprender todo aquel entusiasmo? ¿Qué había dicho yo que les había impresionado de esa manera? Y recordé que un amigo doctor me había dicho que yo había conectado con el público, con las necesidades del público, con mis nuevas teorías sobre la sociedad y el Estado,y que yo le había arrancado al público sus aplausos, etc., etc.me decía esto con cierta admiración. Sin embargo yo recordé que las únicas veces que había hablado muy bien, encantando al público fue allá por los años 2002, 2003, en una conferencias que daba; después de aquellos, he dado otros discursos, pero nunca como aquellas fechas, y sin embargo, esta vez, he sentido que ha renacido mi habilidad oratoria del 2003. o al menos eso me hacen notar estas amables personas.